Contexto es un
término que deriva del vocablo latino contextus
y que se refiere a todo aquello que rodea,
ya sea física o
simbólicamente, a un acontecimiento. A partir del contexto, por lo tanto, se
puede interpretar o entender un
hecho.
Este entorno supone que el contexto
puede ser material (“El delincuente sacó
provecho del entorno natural para esconderse detrás de los árboles”) o
simbólico (el entorno social, el entorno económico u otro).
El contexto está formado por una serie de circunstancias (como el tiempo y
el espacio físico) que facilitan el entendimiento de un mensaje. Por ejemplo:
un portal que publica un título como “Carlos
descansó” no brinda los datos necesarios para que el lector logre
decodificar el mensaje. En cambio, el titular “Tras jugar cuatro partidos en dos días, el tenista Carlos López
descansó y no se presentó a entrenar en el comienzo de la preparación para la
Copa Davis” puede ser interpretado sin problemas ya que presenta
información relevante sobre el contexto.
El contexto lingüístico, por otra parte,
hace referencia a aquellos factores que están relacionados con la etapa de generación de un enunciado y
que inciden en su significado e interpretación. Esto supone que un mensaje
depende de la sintaxis,
de la gramática y del léxico, pero también
del contexto.
Se denomina contexto
extralingüístico al lugar, los posibles interlocutores, la clase de
registro y el momento en que un acto lingüístico se
concreta. Estas circunstancias tienen incidencia sobre la comprensión de la
situación lingüística.
El contexto es tan importante en la comunicación
que debería ser lo primero a analizar a la hora de leer un libro, mirar una
película, escuchar una canción o simplemente hablar con otra persona. Partiendo
desde las diferencias culturales y llegando a las variaciones presentes en un
mismo lenguaje, dentro de un mismo país, es evidente que aquello que para unos es correcto, para otros puede no serlo. Por
ejemplo, en algunas culturas es de buena educación comer usando las manos en
lugar de cubiertos, mientras que en otras esa actitud puede ser tomada como
repugnante y falta de civilización.
Con el idioma sucede lo mismo; entre amigos de una franja
etaria, es común que se utilicen códigos
que no resultarían apropiados en otro entorno. Esto se ve mucho entre
adolescentes, ya que su forma de hablar tiende a ser atolondrada y a estar
colmada de modismos, de manera que si una persona anciana oye una conversación
de este tipo probablemente no entienda casi nada. Lamentablemente, no siempre
las diferencias contextuales son razonables, ya que a veces surgen de una falta
de compromiso con la lengua y no debido a una serie espontánea de
modificaciones.
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