sábado, 29 de septiembre de 2012

AMBIENTE



Cuando tenemos en clase algún que otro niño revoltoso o travieso, nos preguntamos y solemos preguntar a los demás qué podríamos hacer con tal chico, para que se adapte a la dinámica de lo que nosotros creemos que es normal en  el aula.
 Tan obsesionados nos ponemos con estos chicos que muchas veces se nos olvida  preguntarnos y preguntar a los demás qué podemos hacer con los otros niños, con los que no nos dan tanta lata.
 En principio estos apuntes pretenden responder a las posibles preguntas sobre qué hacer con  todos los  niños del aula, del colegio. Es posible que si acertamos a dar respuestas más adecuadas a estas cuestiones con respecto a todos los niños habremos solucionado adecuadamente, indirectamente y casi sin pretenderlo el problema de los niños difíciles.
 Estos apartados web no pretenden dar lección ninguna al profesorado, sino que constituyen un "aireamiento" de las ideas que ya por profesión y experiencia se dominan. Esperamos que sean de alguna utilidad. Con eso nos daremos por satisfechos.
Creemos que no existe ningún maestro que no sepa que aprender a educar a los pequeños no se consigue leyendo muchos manuales, sino con la experiencia vivida día a día, sin menospreciar, claro está, los aspectos teóricos. La familia introduce muchas actitudes y hábitos, pero el niño no tiene en ella todas las experiencias ni satisface todos los aprendizajes que le son necesarios, además no es conveniente para él vivir siempre rodeado de gente que lo proteja: es preciso que conviva con iguales junto a la figura del maestro que le oriente, le eduque, le forme y le ayude a desarrollar todas sus capacidades.
 En la escuela, el niño tiene que encontrar unas relaciones afectivas y una seguridad que le permitan conseguir una autonomía para ir adquiriendo de forma natural, y según su ritmo, los aprendizajes.
  Lo más importante es que adquiera seguridad, se sienta amado, y que por él mismo y a través del medio que le rodea vaya adquiriendo unos conocimientos e interiorizando unas actitudes: de socialización, de relación con los adultos y compañeros, de aceptación de unas pautas sociales, de unos hábitos que le ayuden a irse preparando para ser capaz de asimilar más adelante unas normas que faciliten una buena integración.
 Cuando hablamos de hábitos en la educación de los niños, hacemos referencia a unas conductas que, desde la óptica del educador, él ha de manifestar y que ha de adquirir mediante el ejercicio cotidiano de ciertas actividades que se consideran generadoras de hábitos por el hecho de ser repetidas.

Los hábitos los podemos considerar como requisitos previos a cualquier tipo de aprendizaje. Realmente si los niños no saben estar sentados en silencio, abrocharse la bata, lavarse las manos... hablar en voz baja, de uno en uno y no todos a la vez... no se puede trabajar y esto es fuente de indisciplina.
 Se pueden entender los hábitos como un conjunto de actitudes que conforman una manera de hacer, de ser y de pensar. Son un medio para conseguir los objetivos de autonomía.
 El niño tiene necesidad de experimentar, investigar y observar todo aquello que tiene a su alrededor, por esto lo debemos poner a su alcance a fin de ampliar su campo de posibilidades.
 El papel del maestro está entre la observación de los pequeños en sus actividades y el de animador en los momentos que convenga centrar la atención en algún descubrimiento concreto, dar ideas cuando algún niño o grupo esté desorientado, o bien reconducir la dinámica general del trabajo si ésta se aleja de los objetivos.
 En toda sesión, sea cual sea su finalidad, es importante encontrar: buena predisposición, participación y ambiente adecuado que facilitará la asimilación de conceptos y un clima agradablemente disciplinado.
 En estas páginas intentaremos dar orientaciones para mejorar las conductas de los alumnos en general, evitar las inadecuadas y modificar las del alumno-problema en particular.
"Desajuste de Aprendizaje" no significa sólo que el niño está un ciclo atrasado en sus competencias curriculares y con respecto a su grupo de edad. Más que de niños "desfasados" o desajustados, deberíamos de hablar de niños "diversos" en aspectos muy variados. Claro que son niños rebeldes y desmotivados. Pues con toda razón: son niños a los que siempre se les ha pedido más de lo que pueden dar, se les ha corregido, siempre ante sus iguales, sobre sus equivocaciones, y muy raramente reciben un elogio ante los demás, ya que casi nunca hacen algo bien. Nuestra modesta lógica nos dice que muchos de estos alumnos terminarán en la ESO, cuando no antes, rebeldes y desmotivados por las tareas escolares, y muy motivados y apoyados mutuamente, eso sí, por pasarlo lo más suave posible, aunque tengan que darle la lata y reírse del profesor que tengan delante y que desconozca la realidad con que se enfrenta. Deberíamos hablar, más bien, de un "desajuste" en la atención a las diferencias de los alumno. Cada alumno es una PERSONALIDAD (*) distinta, Las programaciones y los medios pueden ser los mismos para todos. Pero hay que considerar que tan normales son los desfases en infradotación como en sobredotación, como en las menores diferencias que se dan en la mayoría de los alumnos. Lo grave surge cuando pensamos en recuperación de lo irrecuperable, de lo que no se ha perdido y en frenar lo desarrollable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario